Amigos, amantes, y aquello tan terrible - Reseña crítica - Matthew Perry
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Amigos, amantes, y aquello tan terrible - reseña crítica

Amigos, amantes, y aquello tan terrible Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
Biografías y memorias

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: Friends, Lovers, and The Big Terrible Thing

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN:  ‎9788418945335

Editorial: Contraluz

Reseña crítica

El querido actor de Friends narra su lucha contra la adicción en estas memorias sinceras, divertidas y reveladoras que transmiten un mensaje poderoso de esperanza y perseverancia. 

En esta historia única que solo él puede contar, Matthew Perry te llevará al set de grabación de la sitcom más exitosa de todos los tiempos mientras habla sobre sus batallas personales con la adicción. Con sinceridad, autoconciencia y su característico sentido del humor, describe vívidamente su lucha constante contra la enfermedad y lo que la alimentaba, a pesar de tener aparentemente todo. 

"Amigos, amantes y aquello tan terrible" es una biografía absolutamente honesta y conmovedora: el libro que los fanáticos han estado esperando. ¿Vamos?

Infancia y adolescencia

Matthew fue medicado con barbitúricos a temprana edad y tuvo una relación extraña con las drogas a lo largo de los años. A pesar de algunas recaídas, estuvo sobrio desde 2001 hasta su muerte, excepto por esas ocasiones en las que se recetaba fenobarbital para recuperar la sobriedad. 

Criado en un entorno inestable debido a la separación de sus padres, Matthew se vio obligado a asumir un papel de adulto desde muy joven. Tenía que cuidar de su madre y de sí mismo, aprendiendo desde temprana edad a no llorar para evitar ser medicado. Su vida estuvo marcada por el abandono de su padre y la necesidad constante de sentirse seguro y cuidar de los demás.

Matthew aprendió a ser simpático porque tenía que serlo; su madre se la pasaba estresada por su trabajo y la habían abandonado. El sentido del humor de Matthew solía calmarla lo suficiente como para que cocinara algún platillo, se sentara a la mesa del comedor con él, y lo escuchara, por supuesto, toda vez que él la hubiera escuchado a ella primero. Pero no la culpaba por trabajar; alguien tenía que llevar comida a casa.

En lo que respecta a su padre, él solía llamar todos los domingos, lo cual era agradable. Después de su paso por los Serendipity Singers, Perry padre volcó sus habilidades interpretativas en la actuación, primero en Nueva York, después en Hollywood.

Aunque era lo que algunos llamarían un profesional promedio, trabajaba de una forma bastante constante y eventualmente se convirtió en el hombre del desodorante Old Spice. Veía su rostro con mucha mayor frecuencia en la televisión o en revistas que en la vida real.

En un mundo en el que su muerte habría sido un shock para todos pero no una sorpresa, Matthew Perry encontró una profunda gratitud en las palabras "estoy vivo". La mayor parte del tiempo, se veía invadido por pensamientos persistentes como "No soy suficiente, no soy importante". Estos pensamientos lo incomodaban profundamente.

Necesitaba amor, pero no confiaba en él. Tenía miedo de mostrar su verdadero ser por temor a ser abandonado. Se sentía tentado a culpar a los demás por sus problemas y había desarrollado la habilidad de sentir lástima por sí mismo.

Ciudad de Los Ángeles

De algún modo, la cultura que rodeaba a Matthew le enseñó, desde muy chico, que tomar equivalía a reírse y divertirse, y que era una buena válvula de escape para el dolor.  Su madre volvió a tener una hija, a quién su hermano mayor amó al instante.

Sin embargo, había una familia nueva que crecía a su alrededor y de la cual él nunca se sintió parte. Fue entonces cuando empezó la mala conducta; sacaba malas calificaciones, fumaba y tomaba. 

Lo que compensaba su conducta era ser protagonista de todas las obras escolares, además de ser tenista clasificado a nivel nacional. La clave del problema era que carecía de guías espirituales y de la capacidad para disfrutar de las cosas. Pero, al mismo tiempo, también era adicto a la emoción.

Matthew decidió irse de la casa de su madre en Canadá para probar suerte en Los Ángeles con su padre. Se enamoró del lugar al instante. Le encantaba su vastedad, las posibilidades que ofrecía, la oportunidad de empezar de cero. Además, cuando supo que no ganaría la vida jugando tenis y alguien le dijo que la gente recibía dinero por actuar, rápidamente modificó sus objetivos profesionales. 

Esto no era tan descabellado como sonaba; para empezar, su padre trabajaba en el mundo del espectáculo, y él tenía el presentimiento de que la atención que recibiría lo iluminaría como un árbol de Navidad.

Su papá también bebía. Cada noche, cuando llegaba a casa después de haber estado (o no estado) en algún set, se preparaba un generoso vodka tonic y decía que eso era lo mejor que le había sucedido en todo el día. 

Matthew vio cómo su padre tomaba seis vodka tonics y llevaba una vida perfectamente funcional, así que pensó que él sería capaz de hacer lo mismo. Pero algo acechaba en sus sombras y genes, como una bestia escalofriante en un lugar oscuro, algo que él tenía y que su padre no, y pasaría una década antes de que supieran qué era. Alcoholismo, adicción; llámalo como quieras. Él decidió llamarlo: Aquello Tan Terrible.

Para 1986, estaba casi seguro de que la fama lo cambiaría todo, y ansiaba tenerla más que cualquier otra persona en el planeta. Vivir en Los Ángeles implicaba que, de vez en cuando, te encontraras a alguna celebridad, y él estaba seguro de que ellos no tenían ningún problema; de hecho, todos sus problemas habían desaparecido. Eran famosos.

En ese momento, Matthew Perry todavía no cumplía los veintidós años. Llevaba un par de años apareciendo como actor invitado en varias series y el alcohol ya era su mejor amigo, porque nunca quería hablar de sí mismo, y además, le quitaba gran parte del dolor que sentía.

Tiempos oscuros

Cuando a Matthew le explotó el colón, entró en coma durante semanas, y al despertar se negó a que cualquiera le contara exactamente lo que había sucedido. Estaba aterrado de que fuera su culpa; de que se hubiera hecho eso a sí mismo. Así que, en lugar de hablar sobre el tema, hizo la única cosa que se sentía capaz de hacer: durante los días en el hospital, dedicó todo su tiempo a su familia, a sus hermosas hermanas.

Sentía que prácticamente se había suicidado y había salido mal. Nunca había sido muy fiestero; su consumo de drogas (y hubo muchas drogas) era más bien un intento fútil de sentirse mejor. Y, sin embargo, aún seguía aquí, estaba vivo. ¿Por qué? 

Luego de cinco largos meses, le dieron de alta. Le dijeron que en cuestión de un año todas sus heridas internas habrían sanado lo suficiente como para someterse a una segunda cirugía.

Nadie piensa nunca que le sucederá algo realmente malo. Hasta que ocurre. Y nadie se recupera de un intestino perforado, neumonía por aspiración y una máquina ECMO. Hasta que alguien lo hizo: Matthew Perry.

Friends

Una noche, la productora de la cadena NBC, Jamie Tarses, se encontraba en la cama con su entonces esposo, Dan McDermott, un productor de la cadena Fox TV, y al parecer le preguntó si iba a producir L.A.X 2194, y él le dijo que no, y que Matthew estaba disponible.

Un par de días después, Matthew recibió la llamada que le cambiaría la vida: “Mañana vas a reunirte con Marta Kauffman para hablar sobre Friends Like Us”. Luego de algunas pruebas que superó con creces, nació Chandler. La temporada piloto de 1994 había elegido a su último actor: Matthew Perry en el papel de Chandler Bing.

Era tan especial la química que tenían todos que parecía como si hubieran estado juntos en una vida pasada. Y a pesar de que todo era real, parecía un sueño.

Matthew ya conocía a Jennifer Aniston por amigos en común, pero el resto del reparto era nuevo para él. Aunque, desde la primera lectura de guión, no había de qué preocuparse; estaban listos, el universo estaba listo. 

Eran profesionales; los diálogos salían volando de sus bocas. Nadie se equivocó. Todas las bromas tuvieron el efecto deseado. Terminaron con un estruendoso aplauso del público presente. Todos podían oler el dinero. El elenco podía oler la fama. 

Casi desde el principio de Friends, se dio cuenta de que aún estaba enamorado de Jennifer Aniston. Sus saludos y despedidas se volvieron incómodos. Sin embargo, esa sombra desapareció en la brillante estela del programa. 

Al fin, había llegado la fama. Friends era enorme, y Matthew amaba a sus compañeros actores, amaba los guiones, amaba todo sobre el programa. Sin embargo, también luchaba contra sus adicciones, lo cual solo lo hacía sentir más avergonzado. 

En medio de la fama, apareció Julia Roberts, el sueño de todo hombre de la época. Ella era encantadora, y Matthew no tardó en enamorarse. Para cuando grabaron el episodio del Supertazón en Friends, ya eran pareja. Pero en vez de enfrentarse a la inevitable agonía de perderla, Matthew decidió terminar la relación.

Cuando terminaron de grabar la segunda temporada de Friends, viajó a Las Vegas para filmar su primera gran película. Le pagarían un millón de dólares por protagonizar “Un impulsivo y loco amor” con Salma Hayek. Allí tuvo un accidente, y el médico le recetó una pastilla.

Un año y medio después, Matthew consumía cincuenta y cinco de esas pastillas al día. Pesaba menos de sesenta kilos cuando se internó en el centro de rehabilitación Hazelden en Minnesota, siendo tapa de todas las revistas.

La adicción de Matthew al Vicodin, hizo que su peso varíe entre menos de sesenta y poco más de cien kilos durante su época en Friends. Es posible rastrear la trayectoria de su adicción midiendo su peso de una temporada a otra; cuando tiene sobrepeso, es a causa del alcohol; cuando está muy delgado, es a causa de las pastillas.

Tocando fondo

Matthew vivía enfermo todo el tiempo. De vez en cuando trataba de dejar las drogas, pero se sentía tan triste y enfermo que era difícil sostenerlo a largo plazo.

Fue a Hazelden para acabar con su adicción a las pastillas, hizo una desintoxicación rápida y luego se internó, pero, en cuanto llegó, se sintió fatal. No estaba desintoxicado; solo había pasado de tomar cincuenta y cinco pastillas de Vicodin a ninguna de un día para el otro.

Como aún era bastante joven, subió un poco de peso, jugó un poco de tenis, y dejó de tomar pastillas. Sin embargo, en el fondo sabía que volvería a tomar. Cuando se sintió mejor, regresó a California; no se había recuperado al cien, pero se sentía bien. Aunque no había aprendido nada sobre su condición durante su estancia en Hazelden. 

No había aprendido sobre Alcohólicos Anónimos (AA), o cómo llevar una vida sobria; solo había dejado el Vicodin. Para quienes hayan visto la serie en ese momento, era el principio de la cuarta temporada, y él lucía mejor de lo que había lucido en las temporadas anteriores. Pero no pasó mucho tiempo antes de que volviera a consumir Vicodin, y luego a tomar alcohol otra vez.

Luego de que todo el elenco y productores de Friends se dieran cuenta de lo sucedido, volvió a rehabilitación, estuvo allí durante tres largos meses, y al fin se sintió mejor. Una vez recuperado, estaba muy emocionado de llevar una vida que no estuviera regida por el alcoholismo y la drogadicción. 

Había dejado el alcohol y las drogas, y sus ansias por consumir cualquiera de estas sustancias habían desaparecido. Ahora algo mucho más grande se había hecho cargo. Los milagros sí sucedían.

Estaba limpio, y estaba a punto de tener su temporada, aquella en la que todo el mundo hablaba sobre Chandler. El noveno año fue el único en que estuvo totalmente sobrio para una temporada de Friends.

¿Qué hizo diferente durante esa temporada? Escuchó. No solo se quedó ahí parado esperando su turno para hablar. Matthew creía que en la actuación era mucho más poderoso escuchar que hablar, e intentó incorporar eso fuera de la pantalla.

Pero Perry afirmaba que lograba estar sobrio “hasta que algo sucedía”, y después de una discusión con su novia de ese momento, volvió a tomar pastillas y alcohol.

Había tocado un nuevo fondo; nunca pensó que tocaría un fondo más bajo que el anterior, pero lo había logrado. Una noche de mucha angustia rezó, y después de décadas de pelearse con Dios, de luchar contra la vida y la tristeza, esta comenzaba a desaparecer como un río de dolor que se desvanece en el olvido. 

Sintió que había estado ante la presencia de Dios, estaba seguro de ello. Además, esta vez había rezado por la cosa correcta: quería ayuda. Después de este episodio, estuvo sobrio por dos años.

Después de Friends

Después de su década en Friends, después de las películas que hizo, después de la relación de seis años que tuvo, después de cada ascenso y caída que experimentó, se embarcó en una odisea durante los siguientes seis años. Estuvo internado en el centro de rehabilitación Cirque Lodge.

Sentía que debía ser amable, amar de la forma correcta, escuchar mejor, dar de manera incondicional. Era hora de dejar de ser tan estúpidamente miedoso y entender que, a medida que las situaciones surgieran, él sería capaz de manejarlas. Porque él era fuerte.

Tal vez esa era la lección que le enviaba el universo. Él no era importante, al menos no en un gran sentido cósmico. Solo era un ser humano más girando en círculos infinitos. Aprender esto era suficiente.

Cuando un hombre o una mujer le pedían ayuda para dejar de beber, y él veía cómo poco a poco iban recuperando el brillo en sus ojos, para él, todo eso era una señal de Dios. Y aunque tenía su propia relación con Dios, y a menudo se mostraba agradecido con él, a veces también tenía ganas de mandarlo al carajo por poner tantos obstáculos en su camino.

Cuando estaba limpio y sobrio, era como si alguien le mostrara una luz, una luz que a la vez podía compartir con otros que estaban desesperados por encontrar ayuda para dejar de tomar. Era la misma luz del sol que brillaba al hacer contacto con el océano y que teñía el agua de un hermoso y resplandeciente tono dorado. Esto era Dios para él.

Notas finales

Matthew sentía que había madurado, que era más real, más genuino. No necesitaba hacer reír a todos cuando entraba a una habitación; solo necesitaba enderezarse y salir de ahí. Y, con suerte, no estamparse contra un armario. Sentía que ya había dejado su marca. 

Cuando se despertaba, lo hacía con curiosidad, y se preguntaba cuáles eran los planes que el mundo tenía para él, y él para el mundo. Y eso era suficiente para seguir adelante. Quería seguir aprendiendo. Quería seguir enseñando. 

Esas eran las grandes expectativas que tenía para sí mismo, pero, mientras tanto, quería reírse y pasar un buen rato con sus amigos. Quería ser padre, y que su madre y su padre se sintieran orgullosos de él.

Además, trataba de mejorar a diario. Entonces, cuando llegaba el momento en que alguien más lo necesitaba, él ya había resuelto sus problemas, y hacía lo que se supone que todos deberíamos hacer: ayudar a otros.

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¿Quién escribió el libro?

Fue un actor estadounidense conocido por su papel como Chandler Bing en la exitosa serie "Friends", que se emitió desde 1994 hasta 2004. A lo largo de su carrera, enfren... (Lea mas)

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